Ante la escasez de nacimientos en nuestro país y con un
futuro nada halagüeño, pues las previsiones de la mayoría de demógrafos es que
no superemos el 1,4 hijos por mujer en
edad fértil (1,3 en la actualidad) en los próximos 20-30 años, caben pocos
optimismos. Pero, todavía me sigo
encontrando a algunos que dicen “esto lo arreglará la emigración”.
Curiosamente la última vez que lo escuché fue en el País
Vasco donde la cultura es más arraigada. ¿Cambiaremos la cuadrilla, los
txiquitos, el txoco, el Aberrieguna por el Ramadán, el nacimiento del profeta o
la fiesta del sacrificio?
Porque ésta fue mi respuesta, si valoras tus valores,
tradiciones, costumbres, … creo que tendríamos que protegerlos ¿verdad?
La ignorancia es muy atrevida dice mi madre, y en este
asunto de la emigración hay mucha ignorancia y mucha frivolidad.
Pensamos que podemos atraer emigración, por supuesto
cualificada y mal pagada, cuando queremos, donde queremos y, lo que es más
sorprendente, deseamos que luego cuando nos apetezca podemos “repatriarles”, ya
que ahora con la crisis ya me apetece otra vez ser camarero o albañil.
Configurar un proyecto país en base “sólo” a la emigración
es una barbaridad.
Obviamente, estamos en Europa y sí o sí, vamos a necesitar
mano de obra con una mediana cualificación, pues estamos ya en el denominado
invierno demográfico.
En 2016 y en 2017 el crecimiento vegetativo ha sido
negativo, y a partir de 2025 – 2030 cuando las primeras cohortes generacionales,
los babyboomers, comiencen a jubilarse, el déficit de mano de obra comenzará a
ser más visible para en lo peor del invierno demográfico, a partir de 2040
necesitar unos 200.000 personas /año como fuerza laboral.
En España hemos tenido la fortuna de recibir un tipo de
inmigración muy “amable”. Especialmente la latinoamericana con una cultura y
valores muy alineados y con un sentimiento de “obediencia” impensable para
otras culturas. La emigración de Europa del Este, especialmente Rumanía y
Polonia siendo culturalmente algo más alejado y nos ha provisto de buenos
profesionales con una cultura bastante similar con la que convivimos bien.
Ambas procedencias estarán agotadas de cara al 2030 -2040.
CentroAmérica continuará exportando población pero hacia EE.UU y será mínima su
presencia en España. No somos atractivos para India, y en general para Oriente, en
comparación con otros lugares como UK.
¿Qué nos quedará? El África más islamizada, ni tan siquiera
Marruecos, Túnez y Algeria sino parte del África Central y Subsahariana. Estas culturas que consideramos más
“alejadas”, aunque ya sé que es políticamente incorrecto decirlo (pero como yo
no voy a ser político ni harto vino).
Recibiremos ciento de miles de emigrantes africanos de
países con ideología extrema con el consiguiente choque cultural que ya están
viendo otros países, más expuestos que el nuestro, como Francia.
Culturas que por cierto tienen una natalidad muy superior
(Níger 8) y que aunque disminuyen un poco el llegar a “Tierra Santa”, seguirán
mostrando grandes diferencias con nuestro paupérrimo 1.3, 1.4 ó 1.5 en el mejor
de los casos.
¿Tenemos que ponernos a tener hijos como si no hubiera un
mañana?
Pues algo de eso, o por lo menos tomar decisiones que creen
un entorno de respeto, un marco favorable a la paternidad y sobre todo la
maternidad, porque de lo contrario “estamos fritos”.
Todo lo que podemos hacer, hagámoslo y “al cuadrado” pues
todo ello sólo servirá ya para paliar, para amortiguar el problema., no lo
solucionará.
Pongamos en marcha políticas públicas natalistas. Las
políticas natalistas no son de derechas ni de izquierdas son DE PAÍS, con
MAYÚSCULAS.
Y por favor, a los que os digan “esto lo arregla la
emigración” decidles que no es tan fácil, que de hecho es algo muy complejo,
que nos acarreará muchas dificultades y que la ignorancia es muy pero que muy,
atrevida.
Conciliator 2.0 has been here!!
Que la fuerza os acompañe!!
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