A mí me asignaron el primer móvil
de empresa en el año 1998 y, por supuesto, no era un smart, sino un ‘Stonephone’.
Pesaría aquello 120 kilos y abultaba como un melón de Villaconejos.
No fue fácil, tuve que rogar. Estábamos
embarazados de nuestra primera hija y con los viajes era un estrés continuo,
así que decidí atacar y llorar lo suficiente.
Desde entonces, no he dejado de
utilizar esta herramienta corporativa que, debo decir, me ha permitido
conciliar un montón aunque también me ha robado algunos momentos personales y
de familia. El balance en estos 20 años es positivo, francamente.
En aquellos tiempos, del
pleistoceno medio, un móvil de empresa significaba un status no sólo
empresarial sino también social. Llegabas a una reunión con tus amigos y lo
primero que hacías era depositar el ladrillo en la mesa a la vista de todos,
con un no sabe uno cuando le pueden llamar, en cualquier momento la NASA puede
requerirme´, y se intuía un `Ohhh’ del conjunto que te hacía elevarte un palmo
del suelo, y eso sí, pagar la ronda pues eres el patentado del grupo de
colegas.
Hoy tiene un móvil hasta el último
de los ciudadanos y, sin duda, mucho mejor que el que le puedan asignar en una
empresa media de este país.
Antes la empresa te proveía de
tecnología y ahora eres tú el que le provee a tu empresa.
Tu móvil personal es mejor y muchos
millennials conocen apps, redes sociales mejor que el informático de la empresa
que está desbordado, como poco.
Ahora, la asignación de un móvil
corporativo ha dejado de ser una medida de conciliación para convertirse en una
especie de juego: ‘¿De verdad que además de mi IPhone 7plus, tengo que llevar
el móvil chino ese que me habéis dado?’
Las empresas que se quieren anotar
un tanto en esto de la conciliación sólo pueden o elevar la oferta, cosa bien
difícil con los millennials, o algo más razonable que es permitir que se traiga
su tecnología y convertirla en corporativa”.
Por ejemplo, si no te importa
utilizar tu Smartphone personal para un uso corporativo, te otorgamos un vale
de “tantos euros’, que es el equivalente al móvil corporativo, para que lo
puedas utilizar en la tienda Apple o donde quieras y, además, nos hacemos cargo de la línea, ADSL o parte de ella. Esto sí
puede gustar a las nuevas generaciones.
En la misma línea se puede ‘no
obligar’ a un móvil corporativo concreto (salvo que estéis dispuestos a suministrar
iPhones o Samsumg Galaxy de primer nivel) y otorgar el valor para que cada
persona compre el que desee aportando la diferencia. Queda pelín cutre pero no
lo dudéis mejor que ¡¡obligar a llevar los dos!!
Hoy en día el Smartphone no es sólo
una herramienta de comunicación, es la forma de relacionarse con el mundo
exterior, cámara, memoria- archivo, redes sociales, apps de todo tipo y
condición.
En el pleistoceno, asignar un móvil
de empresa era guay y se consideraba una herramienta útil para conciliar. Hoy
en día ha dejado de serlo e, incluso, si no estás avispado, puede jugar en tu
contra!!
Ánimo!!!
Conciliator 2.0 has been here!!
Que la fuerza os acompañe!!
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